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lunes, 30 de enero de 2012

TERCER CAPITULO


-Esto, es ¿precioso?, no mucho más que eso.- No sabía cómo definir aquel sitio.
-Ya sé a lo que te refieres…-fue acercándose cada vez más a mí.-Es mi pequeño escondite, cuando no puedo más vengo aquí para poder relajarme, y quería compartirlo contigo.- Después de esa última frase me dio un beso muy suave y cálido y después otro más pero esta vez era un beso apasionado. Los dos nos tumbamos en la hierba y Liam me quitó la camiseta. Empezó a darme besos por toda la tripa descendiendo poco a poco.
-Liam… no- logré decir en el último momento, antes de que me desabrochara los pantalones.- Entiéndeme, nos acabamos de conocer y creo que vamos muy deprisa.
-Tienes razón- se quito de encima y me dio otro beso pero esta vez en la mejilla.- ¿Quieres bañarte?
-Me encantaría, pero no tengo bañador.
-Tranquila, puedes coger uno de mi hermana, los tiene en aquella habitación de allí.
Fui a la habitación y cogí uno de los bikinis que había, era blanco con una pequeñas flores rojas me lo puse y comprobé que tenía las braguitas demasiado bajas para mi gusto, me dispuse a ponerme otro pero todos eran del mismo estilo con que me quedé con ese puesto. Salí a fuera y me encontré a Liam con su bañador ya puesto, lo había visto en muchas fotos sin camiseta y sabía que estaba cuadrado pero en vivo era aún más impresionante.
-¿qué, vamos al agua?- me sonrió
-Si.- Sonreí al ver su sonrisa.
Él se tiró de un salto al agua y me salpico, el agua estaba helada, así que preferí no meterme. Liam, al ver que no entraba, vino, me cogió en volandas y me tiro al agua junto a él. Pasamos toda la tarde en el lago y hacía las 21:00 me despedí de él y me fui a casa.
-¿Quedaremos algún día más?- me pregunto un poco agobiado por la idea de que no nos viéramos más.
-Eso espero- sonrió más relajado al escuchar eso.

-¡Hola! Ya he llegado
-Hola Alice, ¿Qué tal con tus amigas?
-Muy bien, nos lo hemos pasado estupendamente- mentí.
-Bien, me alegro, ¿Por qué no subes a tu cuarto? Tienes una sorpresita.
Le mire con cara de extrañada- ¿Qué sorpresa?-
-Tú sube y la veras.
-Está bien.- Subí a todo correr las escaleras y entré en mi cuarto ¡No podía ser verdad! Lo que estaba viendo era falso, me negaba a creerlo. Pero sí, tenía que ser verdad.
-¡Hola cariño!- Se acercó a mí y me dio un tierno beso.
-Co… Cody, que haces aquí, se suponía que no llegabas hasta dentro de dos semanas.
-Ya, bueno, quería darte una pequeña sorpresa así que decidí adelantar unas semanas mi viaje.- Miro mi cara de susto y dijo- parece que no te alegras de verme.
-No, digo sí, digo… Me alegra que estés aquí conmigo solo que no me lo esperaba.- Intenté sonreír pero creo que no fui capaz de hacerlo porque él se quedo muy serio.

jueves, 26 de enero de 2012

SEGUNDO CAPITULO


El viento dejó de darme en la cara y el motor dejó de sonar por lo que supuse que ya habíamos llegado. Me solté de él, aunque sin demasiadas ganas, y me bajé de la moto. Le devolví el casco y lo dejo detrás suyo para ponérselo luego, después él también se bajó de la moto y me dio una abrazo, bastante firme pero a la vez con cariño. Después me miró a los ojos y me perdí en ellos sin poder hacer nada para evitarlo.
-¿Por qué no me das tu número de teléfono y así quedamos algún día?- seguía mirándome a los ojos por lo que me costó un poco reaccionar.
-Sí, ahora te lo doy.- Nos intercambiamos los teléfonos y nos despedimos con dos besos.
Subiendo por las escaleras, pude pensar con más claridad sobre lo que acababa de hacer ¡Le había dado mi número a Liam Payne para tener una cita con él! Pero yo tenía novio y no podía hacerle eso. Vale, es verdad que él vivía en Nueva York y yo en Londres, y que la gente siempre ha dicho que las relaciones a distancia no funcionaban. Pero lo mío con Cody era diferente, nos veíamos tres semanas en verano, dos en invierno y un mes entero en primavera y a los dos nos bastaba. No podía decirle que lo dejaba por que había conocido a un cantante famoso, eso era demasiado cruel. Así que opté por lo simple, se lo ocultaría a los dos y, si eso, algún día, se lo contaría.
Entre a casa y me fui a mi cuarto para hablar con Cody. Estuvimos casi tres horas hablando, pero mis parpados cada vez me pasaban más por lo que me despedí de Cody, me desconecté y me acosté.
El domingo me desperté a las 13:15 y me fui directamente a comer. Después de comer, estudié un rato y me tumbé en la cama para escuchar música. Instintivamente puse mi grupo favorito “One Direction” y enseguida me acordé de Liam y de que tenía su número. Estuve pensando en llamarle, pero al final no lo hice para que no pensara que estaba desesperada.
A las 17:00 recibí un mensaje de Liam ¡Quería quedar conmigo! Me puse una camiseta rosa palo con unos shorts azul marino y un bolso y unas sandalias a juego con la camiseta. En el bolso metí las llaves, el móvil y la cámara de fotos. Me hice un moño y me eché un poco de maquillaje para tapar las chapetas causadas por el Sol. Me despedí de mis padres y les dije que había quedado con mis amigas. Bajé al portal y allí estaba él, en su moto. Llevaba un casco negro con llamas y a mí me ofreció uno rosa de la marca chupachups. Me monté en la moto y nos fuimos a una casa de campo.  Nos bajamos y entramos dentro. Era una casa bastante rustica, pero muy acogedora.
-Guau… esto es impresionante, que casa tan bonita.
-Pero, si todavía no hemos llegado…
-¿A no?- pregunté algo confundida.
-No, para nada, lo que yo quiero enseñarte es mucho mejor.- Se acercó a mí y muy suavemente me puso una venda en los ojos- pero quiero que sea una sorpresa.
Me cogió de la mano y fue guiándome, escuché como abría una puerta y una brisa de aire veraniego me recorrió todo el cuerpo. Se volvió a acercar a mí, esta vez para quitarme la venda. Por un momento la luz del Sol me cegó pero al final conseguí abrir los ojos lentamente y cuando vi aquel sitio me quedé sin habla. Se trataba de un pequeño lago rodeado por arboles. Era el sitio más bonito en el que había estado nunca.

miércoles, 25 de enero de 2012

PRIMER CAPITULO



¡Por fin sábado! Después de una dura y larga semana de exámenes había llegado el esperado fin de semana. Me puse una camisa blanca de un tirante, una falda de tubo marrón y unas sandalias de cuña, y me dispuse a salir a la calle. Mis amigas estaban en el bar de siempre pidiendo unos tragos al camarero, yo me acerqué a la barra y pedí  una coca-cola zero, era la única del grupo que no bebía  alcohol y mis amigas se reían de mí por eso, pero a mí no me importaba, más bien me sentía satisfecha por no necesitar el alcohol para pasármelo bien. Cuando el camarero me sirvió, cogí el vaso y me dirigí a la esquina en la que estaban mis amigas. Nos pusimos a bailar al ritmo de la música, pero cada vez entraba más gente y no había espacio para moverse, empecé a marearme por lo que decidí salir afuera. En la entrada me flojearon las piernas y tuve que apoyarme en la primera persona que encontré, era un chico de unos 18 años, tenía los ojos marrones, el pelo castaño y ondulado, y un lunar en el cuello que se me hacía bastante familiar, pero estaba demasiado mareada para pensar
-¿Estás bien?- me preguntó con un tono de preocupación en la voz.
-La verdad es que no, me siento bastante mareada.
-Ven conmigo que te voy a acompañar a un banco- me agarró de la cintura y trato de mantener casi todo mi peso.
Llegamos al banco y el joven se sentó junto a mí.
-Puedes irte si quieres- le dije un poco avergonzada.
-No, prefiero quedarme aquí y asegurarme de que se te pasa la borrachera.- empezó a reírse.
-Yo no estoy borracha- dije muy enfadada- solo me he mareado por la cantidad de gente que había dentro del bar.
-No…, claro que no estás borracha…- dijo irónicamente.
-¡Que no! ¡Que no estoy borracha!- me levanté de un salto, pero me caí a causa del mareo.
Él, se levanto rápidamente y me sostuvo riendo.
-Está bien, pero por favor, quédate quieta, por lo menos hasta que se te pase- dudo en que palabra usar- el mareo- dijo finalmente.
-Vale- le sonreí, la verdad es que me sentí bastante a gusto junto a él.
Volví a mirarlo y ya pude recordar porque se me hacia tan familiar ese lunar del cuello. ¡Era el mismo que tenía Liam Payne! Pero no podía ser, era imposible que yo, una insignificante adolescente de 17 anos estuviera sentada al lado del famoso cantante de “One Direction”.
-Por cierto- interrumpió mis pensamientos- soy Liam Payne, encantado- y me tendió la mano.
No podía creerme lo que acababa de ver y oír, ¡el mareo debió afectarme muy fuertemente!
-¿No me vas a decir tu nombre?- me pregunto un poco extrañado por mi exagerada reacción.
-Ah, sí, sí, claro, me llamo Alice Smith- y le agarre la mano para darle el típico apretón que se da cuando conoces a alguien.
Pasamos el resto de la tarde en aquel banco hablando, contando anécdotas, riéndonos, conociéndonos… Él me contó que había venido aquí con la intención de pasar una tarde de marcha pero que le fue imposible a causa de las histéricas fans.
Miré el reloj distraídamente y comprobé que solo faltaban diez minutos para que diesen las doce, la hora en la que mi madre me había dicho que estuviera en casa. Salté del banco y empecé a alejarme para dirigirme a casa.
-¡Ey espera!- me gritó Liam levantándose del banco, ¡se me había olvidado que estaba con él! Me paré y esperé hasta que llegara a mi puesto.
-Lo siento, pero es que se me había olvidado que tenía que estar a las doce en casa y solo faltan diez minutos.
-Está bien, te perdono- los dos nos reímos- pero solo si me dejas que te lleve.
-¿Es que a caso tienes coche?- pregunte algo sorprendida, aunque no sé por qué, al fin y al cabo el era famoso y no sería de extrañar que lo tuviera.
-No, la verdad es que no- sonrió tímidamente.
-¿Entonces como piensas llevarme? ¡Ya lo sé! Me voy a subir a tu espalda y me vas a llevar a caballito- dije en tono de broma.
-No, mejor aún, te llevaré en moto- dijo sonriendo de oreja a oreja.
-¡Qué!  En moto ¡GUAUU! No me he montado nunca en ninguna- estaba emocionadísima.
-Bueno, pues en todo hay que estrenarse alguna vez ¿no crees?- y me ofreció el casco.
-SI, si, si, si- los dos nos reímos.
Me monté detrás de él.
-Agárrate a mí, no vaya a ser que te caigas- me abrace a él con todas mis fuerzas- ¿Dónde vives?
-En Trafalgar Square, portal trece.- arrancó el motor y nos fuimos.